5 de Mayo del 2016 y el sol resplandecía.. la primavera era hermosa en la ciudad de las luces y las calles olían a flores y a café humeante recién hecho gracias a las exquisitas cafeterías que se encontraban por cada esquina de la ciudad. No había planes concretos, solo caminar, gastar las suelas de nuestros zapatos y disfrutar del calor de Mayo que nos envolvía junto con la mejor compañía: mi mamá y mi amiga de Rumania, mi hermana del corazón.
Recuerdo el sol abrazándome la piel, mi mochila de cuerina sobre mi espalda y mis ansias de comerme el mundo más fuertes que nunca. Mis pies estaban desesperados, más corriendo que caminando por volver a ver a Madame Eiffel desde la esplanada de Trocadero, y mi sonrisa se ensanchaba con cada paso que mis pies hacían a lo largo del Metro de París.
No recuerdo más que el sol y el cielo azúl mar a través de mis pupilas, cegándome por completo junto con la Señora Eiffel que, como siempre, nos recibía más bella que nunca. Los turistas nos rodeaban allí por donde mirásemos, París estaba lleno de vida y no con la calma embriagadora que nos había envuelto el invierno pasado. Los colores brillaban de un modo diferente, los árboles habían florecido con sus flores de color blanco y rosa, y Ella que nos observaba elegante como siempre desde lo alto haciendo que cayéramos una vez más en esa realidad que siempre veíamos tan lejana en nuestros pensamientos.
Cuando llegamos a Trocadero la temperatura debía de estar por tocar casi los 30 grados, las fuentes de agua danzaban salpicando una pequeña brisa de agua fresca y la gente se amontonaba con pequeñas cestas de picnic y sus respectivas mantas a lo largo del Jardin du Trocadero que se encontraba bajando las inmensas escaleras de la explanada principal. Y recuerdo que, casi sin poder evitarlo, después de comprar un par de gaseosas junto con nuestros Hot dog fromage nos sentamos bajo la sombra de un árbol con una de las mejores vistas del lugar, pero lejos de toda la multitud. Era increíble, podíamos observar a Madame Eiffel entre los árboles mientras disfrutábamos de un almuerzo atípico en la mejor compañía, mientras sonreíamos al darnos cuenta de dónde nos encontrábamos. Aún al terminar nuestro almuerzo, no podíamos movernos del lugar que nos ataba como un imán, así que nos quedamos allí sin más.. observándola a Ella que nos sonreía cada vez que una Polaroid salía de mi cámara. Supongo que las horas pasaban, pero nosotras no nos dábamos cuenta, no necesitábamos de ningún reloj que nos marcara la hora.
Ahora comprendo que el tiempo te da algo, antes de quitártelo. Con cada segundo que pasaba no paraba de agradecer el poder estar ahí, acumulando esos instantes especiales que más tarde se recuerdan, esas pequeñas cosas que te hacen feliz. Ahora entiendo por qué uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida.. cuando uno se hace mayor se da cuenta de que lo que llamamos felicidad es solo la suma de momentos bonitos, y éste sin duda iba a ser una vez más inolvidable.
5 de Mayo del 2016.
Mi querida Cali:
¿Conoces el dicho «No juzgues un libro por su portada, si no por su contenido»? Es una frase vieja que no tengo idea de si vas a recordarla, o de si se seguirá diciendo por ahí -y no poniendo en práctica- cuando leas esto, pero es básicamente de lo que te quiero hablar en esta nota.
Las personas somos tan complicadas, nuestras mentes van siempre a mil por hora y, muchas veces, no tenemos tiempo de mirar lo que estamos haciendo, o a quién estamos juzgando. Me incluyo porque es un error muy común que cometemos, inclusive yo. Y no, no es nada que no se pueda corregir, aunque luego en la mayoría de los casos no podamos reparar los daños que ocasionamos con nuestras palabras. Somos demasiado frívolos, nos creemos superiores que los demás y lo peor, es que creemos lo primero que leemos o lo primero que nos dicen, y éso no nos hace peores personas.. pero sí nos vuelve un poco más ciegos, más intolerables, y más dañinos.
Quiero que sepas, y que fundamentalmente pienses, que no somos perfectos. Que la gente miente por diferentes motivos: por miedo, por celos, por sacar la primera noticia, en cualquier ámbito de la vida. Y, aunque nos es difícil muchas veces entender los motivos, es así. Muchas personas dicen mentiras piadosas, sin esa necesidad de dañar, pero muchas otras no.
Hace poco se sucedieron una serie de situaciones no muy gratas con una persona a la que admiro y quiero mucho. Las noticias volaron por todo el mundo, ya que es una persona pública. Los medios de comunicaciones explotaron, los periodistas lo juzgaron -por no decir defenestraron- como si fuesen jueces (¿¿de qué??) y absolutamente todo, todo el contenido de su libro fue tirado al vacío. La gente optó por la portada de la noticia, sin conocerlo, sin ir más allá. No importaba si cabía una posibilidad de que fuera "inocente", de si necesitaba ayuda, tampoco interesaba mirar la situación subjetivamente. A la hora de juzgar ya no importaba nada. Y, ¿sabes qué fue lo que me dio más impotencia? que yo ví, y viví en primera persona, cómo los medios mienten e inventan historias.. todavía estoy intentando entender el por qué.
Pero claro, esto es sólo un ejemplo, Cali, estoy segura de que hay muchos más. Por eso ésta nota, para que tengas en cuenta que, antes de juzgar intentes comprender las razones. Que des segundas oportunidades, que no creas todo lo que lees o todo lo que te dicen. Que tengas en cuenta que siempre hay otra cara de la moneda.. y que siempre hay otro camino que podes tomar. Y que sepas fundamentalmente que elegir ese otro camino siempre será tu decisión.
Te quiero, tu única Tía.
22 de Agosto de 2016.
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